El nuevo outfit..
La semana pasada me compré ropa, porque la mía ya no me queda. Un graaan pretexto para comprar sin que a uno no le diga nada nadie, sin culpas, hasta con el sentimiento de debo hacerlo.
Recorrí todo el centrocomercial, dos, tres veces (era pequeño), hasta que me atreví a entrar a Bershka. Siempre me ha caido mal esa tienda, en primera, porque tiene ropa para las prostitutas de hoy (que se disfrazan de vendedoras, puesto que la que me atendió, a las 11 de la mañana, iba con unos shorts diminutos, una camiseta escotada y tacones de aguja... y muchísimo maquillaje), en segunda porque la calidad de la ropa es pésima, y en tercera, porque las tallas son diminutas... Y me atreví... agarré la talla XL y me la probé... y mi sorpresa cuando me quedó perfecta fue perturbadora.
Noooo... no es que sea una gorda obesa de 90 kilos sin remedio alguno, noooo... lo que pasa, es que estoy un poco esponjosita, tengo las boobies más grandes que nunca, el cabello radiante, la piel luminosa... y 5 meses de embarazo...
¿Qué como me tardé tanto en decirlo? Pues obvio, porque no estaba casada... entonces surge el siguiente tema, que es el por qué nuestro bebé no fue un descuido, y por qué decidimos, después de pensarlo mucho, arriesgar nuestra relación al matrimonio, o de cómo el amor le mata a uno los sentimientos anarquistas poco convencionales de la juventud. Pero ése es para el post que sigue...
Por cierto, después de entrar a Bershka entré a Zara... ya no me acordaba cómo se siente saber que uno tendrá un graaan graaan guardarropa por la mísera cantidad de 110 dólares... claro, un guardarropa desechable, como la marca.
Son las 4:00 am.
Y yo estoy despierta.
No sé si es porque hay un perro que ha estado llorando (sí, ladra como si llorara, como si se le hubiera muerto alguien) desde ayer que llegué de cenar.
O porque tengo un dolor de estómago culposo ( de ésos en los cuales uno tiene la certeza de qué es e-xac-ta-men-te lo que lo está causando. En mi caso, la zanahoria y el germen del trigo del bagette que cené), y no puedo tomar nada :S
Recorrí todo el centrocomercial, dos, tres veces (era pequeño), hasta que me atreví a entrar a Bershka. Siempre me ha caido mal esa tienda, en primera, porque tiene ropa para las prostitutas de hoy (que se disfrazan de vendedoras, puesto que la que me atendió, a las 11 de la mañana, iba con unos shorts diminutos, una camiseta escotada y tacones de aguja... y muchísimo maquillaje), en segunda porque la calidad de la ropa es pésima, y en tercera, porque las tallas son diminutas... Y me atreví... agarré la talla XL y me la probé... y mi sorpresa cuando me quedó perfecta fue perturbadora.
Noooo... no es que sea una gorda obesa de 90 kilos sin remedio alguno, noooo... lo que pasa, es que estoy un poco esponjosita, tengo las boobies más grandes que nunca, el cabello radiante, la piel luminosa... y 5 meses de embarazo...
¿Qué como me tardé tanto en decirlo? Pues obvio, porque no estaba casada... entonces surge el siguiente tema, que es el por qué nuestro bebé no fue un descuido, y por qué decidimos, después de pensarlo mucho, arriesgar nuestra relación al matrimonio, o de cómo el amor le mata a uno los sentimientos anarquistas poco convencionales de la juventud. Pero ése es para el post que sigue...
Por cierto, después de entrar a Bershka entré a Zara... ya no me acordaba cómo se siente saber que uno tendrá un graaan graaan guardarropa por la mísera cantidad de 110 dólares... claro, un guardarropa desechable, como la marca.
Son las 4:00 am.
Y yo estoy despierta.
No sé si es porque hay un perro que ha estado llorando (sí, ladra como si llorara, como si se le hubiera muerto alguien) desde ayer que llegué de cenar.
O porque tengo un dolor de estómago culposo ( de ésos en los cuales uno tiene la certeza de qué es e-xac-ta-men-te lo que lo está causando. En mi caso, la zanahoria y el germen del trigo del bagette que cené), y no puedo tomar nada :S