Pablo, el poeta.
Compartimos más que la Universidad, o los maestros, o los conocidos, o la casa, porque vivimos juntos un tiempo, o las noches de parranda tan usuales en los estudiantes de letras.
Me compartió su forma de ver la vida, la intensidad que uno debe poner a todo lo que hace. A todo. Al límite.
Es un gran estudiante, un gran amigo, una gran fiesta, un gran drama, un gran cuento, una grandiosa realidad. Es mi amigo y estoy orgullosa de él. Es un guerrero, es un poeta.
Y lo amo porque tengo mucho que agradacerle, aprendí más que la intensidad, más que lo teórico y lo práctico. Aprendí a no tener medidas ni límites, no en lo que amas.
¡Pero Pablo no está muerto!, aunque mis palabras parezcan póstumas o algo así. Pablo está en una de las mejores etapas de su vida, yo también y éso nos tiene medio ocupados haciendo lo que mejor me ha enseñado a hacer: vivir.
Pero siempre estan sus palabras, sus consejos, las llamadas, la preocupación. Siempre hay lugar para un amigo.
EL LUGAR DE LA INCANDESCENCIADesterrado como mítico poeta:El adiós a la esperanza ylugar para el amor.Quiero borrar de mi memoriacada palabra.El viento me impide transmutarolvidos.Pablo Ortiz, "El sueño del dinero escarabajo y otros poemas". Ed. Paraíso Perdído.
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